Desde la primera emisión de La Academia, el reality show de TV Azteca, causó sensación y euforia entre los televidentes. Uno de las personas que pudo vivir desde el primer capítulo hasta el final, fue Alan Tacher, quien se convirtió en uno de los testigos que vio nacer este fenómeno y tras 20 años de su estreno, revela uno de los secretos mejor guardados del concurso de canto.
El programa se convirtió en uno de los show más exitosos de la televisión mexicana, además de uno de los más recordados y de donde egresaron grandes artistas que hoy en día brillan con su talento en México pero también alrededor del mundo.
En una reciente entrevista con Yordi Rosado, el conductor del show en ese momento, Alan Tacher afirmó que el éxito del reality tuvo mucho que ver con los jueces, ya que Lolita Cortés marcó un antes y un después en el programa de por ser la primera mujer en dar críticas duras frente a cámaras.
Por otra parte, Tacher también recordó el momento en el que tenía que decir el nombre del participante que dejaría el programa y confesó algo que ninguna persona podría creer, y es que el sobre donde supuestamente anunciaban al participante que saldría de La Academia, estaba en blanco.
“Yo era el único conductor y todo lo hacía de memoria, a veces con el chícharo. Yo odiaba a mi productor con toda el alma y para darle más emoción al programa, el sobre del eliminado venía en blanco, pero para hacerlo más real, a mí no me decían nada. Así que yo no sabía quién iba a salir entonces estaba igual que todos los televidentes.” contó Alan.
El conductor manifestó que en una ocasión al productor del reality se le olvidó decirle el nombre de quien abandonaría el programa, situación que lo puso muy nervioso, ya que tuvo que improvisar hasta por tres minutos en vivo en televisión nacional.
“Mi mayor temor era que no me dijera el nombre o que fallara el chícharo y me pasó, ese ha sido el programa más aterrador de mi vida. Yo abrí el sobre, obvio venía en blanco, y al productor se le olvidó decirme quién saldría entonces me empezó a gritar de cosas para que ya lo dijera. Yo seguía improvisando, esperando el nombre hasta que la coproductora notó algo raro y le preguntó si ya me lo había dicho entonces él se dio cuenta de su error y me lo dijo después de tres minutos”, recordó Alan entre risas.