El último capítulo de "La Desalmada" tenía dos nudos dramáticos básicos que se debían desatar: la unión de la pareja protagónica de Livia Brito ("Fernanda") con José Ron ("Rafael") y el futuro del antagonista "Octavio", personificado por Eduardo Santamarina (aviso de spoiler).
Los últimos minutos de la telenovela emitida por el Canal de las Estrellas resumieron a la perfección todas las cuotas de intriga, amor y suspenso que la producción mexicana, adaptada de la colombiana "La dama de Troya", fueron acumulando estas últimas semanas.
Por un lado, la venganza de Fernanda en contra del malvado Octavio debía ser consumada, pese a la contradicción vital que le producía a la heroína, por tratarse ni más ni menos que del padre de Rafael, el hombre que, interpretado por José Ron, había hecho que su corazón se reblandeciera y enamorara.
Un final de miedo
El clímax de "La Desalmada" encontró justamente al trío de protagonistas en un frente a frente dramático. Todos los sentimientos de amor y odio que se acumularon a lo largo de los más de 80 capítulos se resumieron en ese encuentro que pareció que nunca terminaría.
Fernanda, dispuesta a vengar los años de dolor provocados por la maldad de Octavio, quien, además, sin nada que perder, estaba decidido a todo. Y Rafael, con el dilema de salvar a su amada, a costa incluso de tener que terminar con la vida de "la sangre de su sangre".
Pero cuando todo garantizaba que estaríamos frente a un final de tragedia griega y Octavio se saldría con la suya, un cuarto personaje hizo una aparición inesperada. "Carmelo Murillo", personificado por Alberto Estrella, el fiel empleado a quien su patrón Octavio lo culpó injustamente de las consecuencias nefastas de sus faltas, fue quien se alzó como el insospechado justiciero.
¿Y ahora... qué?
El disparo de Carmelo, que salvó a la pareja de Fernanda y Rafael de un cierre trágico y que detuvo a Octavio de su afán maldito, dio paso a la resolución del primer nudo dramático de "La Desalmada". La pareja protagónica declaró su amor recíproco y lo selló con un apasionado beso, enmarcado en un contexto de bucólico paisaje campestre.
Pero... no todo concluyó así, felizmente. El destino de Octavio, a quienes todos los televidentes dieron por muerto en la tensa escena del enfrentamiento, quedó abierto en la última escena de la telenovela. Desde un oscuro rincón, iluminado apenas por una fogata y aún malherido, Octavio hizo su reaparición, solo para declamar la última frase de la telenovela: "Me las van a pagar..."
"La Desalmada" llegó de esa manera a su espectacular cierre. Un final que, a todas luces, y dado el tremendo éxito de audiencia que generó en México, tendrá una prácticamente segura segunda temporada.