Era el 2000 cuando el príncipe de Mónaco, Alberto II, conoció a la entonces nadadora profesional sudafricana, Charlene Wittstock con quien confirmó su relación amorosa en 2006, durante los Juegos Olímpicos de Invierno. La pareja tuvo pocas muestras de amor en público y las comparaciones con la fallecida Lady Di, por su aire nostálgico y de tristeza, no se hicieron esperar.
Charlene y el príncipe Alberto II llegaron al altar en julio de 2011 y, desde entonces, la sudafricana se ganó el sobrenombre de “La Princesa Triste” en la prensa, que no dejaba de hacer eco en su frágil belleza y timidez.
Recientemente, el fotógrafo Christopher Morris compartió en su cuenta de Instagram algunas de las fotografías inéditas que le tomó a Charlene en 2015 y dan cuenta de la melancolía y tristeza en el rostro de la monarca quien se encuentra lejos del Principado debido a algunos problemas de salud que la tienen recuperándose de "un estado de profunda fatiga general", en una exclusiva clínica en Suiza.
Los retratos se tomaron en la finca de Roc Agel y en el Château de La Chèvre d'Or, en Francia. En la primera instantánea, la princesa posó junto a su perro, que murió en octubre pasado y fue un duro golpe para la soberana que escribió en ese momento: "Mi angelita murió anoche, la atropellaron. Te voy a extrañar mucho, Descansa en Paz".
En otra de las imágenes se ve a la Marquesa de Baux sobre un enorme tablero de ajedrez mirando hacia el cielo y ahí destaca el vestuario que portó: un traje sastre con una camisa de pronunciado escote y descalza.
En las fotos se le observa con ese aire mezcla de nostalgia, timidez, melancolía, añoranza y tristeza, que la han caracterizado y gracias al cual siempre será nombrada como “La Princesa Triste”.
