El director Steven Spielberg apenas conoció la historia de Merhan Karimi Nasseri supo que era para una película. Segundos después imaginó a Tom Hanks interpretando a este iraní indocumentado que debió vivir años en un aeropuerto internacional como pasajero en tránsito. El resultado fue el filme The Terminal (2004) y el final íntegro se cerró este sábado, cuando su verdadero protagonista falleció.
Lo notable es que Merhan Karimi Nasseri (77) murió en el aeropuerto Charles de Gaulle de París, en la terminal número 2, de un ataque cardíaco, sin que la ayuda médica de emergencia instalada en puerto aéreo pudiera salvarle la vida, pese a que ya contaba con todos los permisos para residir en la ciudad o donde quisiera.
Nasseri, llamado Lord Alfred por los funcionarios del aeropuerto, nació en Soleiman en 1945. Dicha localidad de Irán estaba bajo jurisdicción británica; su madre era inglesa y su padre iraní. Viajó en 1974 a estudiar a Inglaterra y cuando retornó, fue detenido, encarcelado y expulsado sin pasaporte. Pidió asilo en Europa, Bélgica le dio credencial de refugiado, pero perdió la documentación al ser víctima de un robo en una estación de trenes en París. Fue detenido por la policía francesa y deportado, pero por no contar con ningún tipo de pasaporte, quedó como pasajero en tránsito en el aeropuerto en agosto de 1988.
Vivió en el aeropuerto como si fuera su casa durante 18 años. Se instaló en la terminal 2 y nadie lo pudo sacar de ahí, porque pasó a ser parte del mobiliario. Se aseaba en el baño del aeropuerto, dormía en una banca que nadie más ocupaba, trabó amistad con los funcionarios que le daban de comer, leía el diario y conversaba con los pasajeros que, conforme corrió el tiempo, lo iban a buscar como si fuera un destino turístico.
Se quiso quedar a vivir en el aeropuerto
Víctima de la burocracia y de las estrictas leyes europeas para los inmigrantes, Nasseri vio que el aeropuerto era el lugar más seguro donde vivir. Sin embargo, el encierro y la imposibilidad mental de salir a otros espacios físicos le pasaron la cuenta. Su cuerpo se hizo frágil, perdió peso y movilidad.
En 2006, finalmente consiguió la visa que le posibilitó abandonar el terminal. Pero el pasajero en tránsito, ya afectado por un desorden mental provocado por los efectos de su larga estadía en un espacio cerrado, no quiso firmar los papeles con los que podía irse del aeropuerto. Solo lo sacaron de ahí en 2006, cuando su estado de salud obligó a trasladarlo a un hospital para que fuera atendido.
Luego de ser dado de alta, Nasseri fue enviado a un refugio en París. Pero su nivel de desadaptación social a la vida en la ciudad terminó por empujarlo nuevamente a vivir en el aeropuerto, donde un ataque cardíaco cuando tenía 77 años dio por finalizada su cinematográfica vida.