Aunque se podría creer que la casa de Adelaide Cottage es más fácil de manejar porque solo tiene cuatro habitaciones, hay normas que no se transan y que son estrictamente supervisadas por Kate Middleton.
Los príncipes de Gales se mudaron desde el Palacio de Kensington en Londres hasta la modesta casa de cuatro habitaciones de Adelaide Cottage, en la finca de Windsor. La mudanza buscaba que George, Charlotte y Louis estuvieran más cerca de su escuela, Lambrook, y del Castillo de Windsor.
Pero la desventaja del nuevo hogar es que no tienen libertad para hacer lo que quieran con la propiedad y también deben cumplir reglas estrictas. La casa requiere de un permiso especial para cosas tan simples como reemplazar una ventana o construir una ampliación. Por lo tanto, las cuatro habitaciones de la propiedad se mantienen: una para la pareja y las otras tres para sus hijos.
Por esta razón, según informa The Sun, la familia no tiene personal residente. En Kensington vivían con la niñera española Maria Borallo. En Adelaide Cottage, es Kate quien debe hacerse cargo de todo al final del día y al inicio del siguiente.
La princesa de Gales busca que sus hijos colaboren en acciones rutinarias del hogar y que se involucren con el orden y los quehaceres. Incluso, al príncipe William también le corresponde cumplir con algunas faenas domésticas.