No era tan simple como decir "no estoy bien y me voy". Adele, quien canceló la semana pasada sus primeros conciertos de su residencia de tres meses en Las Vegas, ahora podría tener que hacerse cargo de un costo no menor anunciado por Caesars Palace, la sede de los eventos.
Según el célebre hotel, los conciertos cancelados por la intérprete británica le costarán a la cadena la no despreciable suma de 150 millones de dólares. Los representantes de Caesars Palace esperan que Adele reagende y así se logre en parte amortiguar el descalabro económico.
La semana pasada, Adele se dirigió a sus seguidores entre lágrimas anunciando que no podría actuar. "Mi espectáculo no está listo. Hemos intentado absolutamente todo lo que hemos podido para armarlo a tiempo y para que sea lo suficientemente bueno para ustedes. Pero hemos sido absolutamente destruidos por los retrasos en las entregas y el COVID”, dijo llorando.
Según "The Sun", la verdadera razón de haber cancelado los conciertos es que la cantante está muy afectada por su relación con el agente deportivo Rich Paul, quien atiende, entre otros, a la megaestrella de la NBA LeBron James, y permaneció con él todos estos días en la mansión de Los Ángeles.
Dentro del equipo de Adele le comentaron al medio inglés que la intérprete lloraba entre los ensayos y los interrumpía para atender llamadas de Paul.
Se desconoce si habrá acciones legales. Por lo pronto, Caesars Palace quiere que la cantante reagende para evitarse líos judiciales y, al mismo tiempo, evitar que el desastre económico sea aún mayor.