El Feng Shui: Un viaje a través de los tiempos
El Feng Shui, una antigua práctica china de armonización del espacio, nos brinda formas sencillas de atraer la buena suerte y la abundancia a nuestras vidas. Con raíces en la cosmología taoísta china, esta filosofía de más de 6000 años se centra en la existencia del “chi”, una energía vital omnipresente. Los antiguos chinos solían ubicar sus hogares y tumbas en función de la orientación con respecto al sol, la luna, las montañas y las estrellas, dando origen a los principios del Feng Shui.
El flujo del Chi: La energía vital
El Feng Shui tradicional habla de corrientes invisibles de “chi” que circulan por el cosmos y están presentes en todas partes. Esta energía vital anima a todos los seres vivos. Cuando el chi fluye libremente, los habitantes de la casa o edificio experimentan buena salud y buena suerte. Sin embargo, si hay obstrucciones que bloquean el paso del chi, pueden surgir conflictos, enfermedades y problemas económicos.
Potenciando el chi con el Feng Shui
El objetivo del Feng Shui es orientar y equilibrar el flujo de chi dentro de los espacios habitados para potenciar los aspectos positivos y minimizar cualquier efecto perjudicial. Cada elemento de la naturaleza se asocia con una cualidad de chi diferente. Con algunos ajustes, podemos activar estos elementos en nuestro hogar o lugar de trabajo para potenciar el tipo de energía que necesitamos.
Los elementos y el chi
Cada elemento de la naturaleza se asocia con una cualidad de chi diferente. El fuego estimula la fuerza, la pasión y el entusiasmo. La tierra fomenta la estabilidad y el equilibrio. El metal intensifica la precisión, el enfoque y la determinación. El agua aumenta la serenidad, la sabiduría y la capacidad de adaptación. La madera mejora la vitalidad, la creatividad y los nuevos comienzos.
Consejos prácticos de Feng Shui
Existen varias recomendaciones sencillas para optimizar la entrada de chi. Maximiza el uso de espejos para duplicar y potenciar la circulación de chi. Ilumina las entradas y pasillos para activar y “despertar” el flujo de chi. Habilita el movimiento para evitar que el chi se estanque. Usa el color intencionadamente, ya que cada color vibra con una frecuencia que puede atraer lo que deseas. Despeja ventanas y puertas para evitar que las entradas bloqueadas obstaculicen la llegada de chi nuevo. Ordena espacios y rincones para facilitar el flujo de chi.
Con estos sencillos ajustes en la orientación de tus muebles y el uso intencionado del color, puedes armonizar tus espacios interiores y exteriores para potenciar la entrada de chi positivo a tu vida.