Es la única mujer de los cinco hijos que tuvieron los Grandes Duques Enrique (68) y María Teresa (67), pero Alejandra de Luxemburgo (32) es probablemente una de las integrantes de la realeza de su nación mejor preparadas y con mayores estudios académicos.
Y este sábado Alejandra vivió uno de los días más importantes de su vida al casarse por el civil con su novio Nicolas Bagory (34), en una ceremonia a la que igualmente asistió toda la Familia Real luxemburguesa y que se realizó en el edificio del Ayuntamiento de la pequeña nación europea.
La princesa y su esposo optaron por realizar una ceremonia austera y de bajo perfil, más allá de que decenas de ciudadanos se acercaron a saludarlos al ayuntamiento, que acordonó el recinto para darle realce a la boda civil, como un gesto de respeto a la realeza.
Alejandra de Luxemburgo vistió un traje dos piezas con pantalón de tiro alto y cintura estilo fajín, que acompañó con una chaqueta tipo capa. Su cabello recogido y el estilo minimalista hizo sobresalir el ramo de rosas que portaba en sus manos al término de la ceremonia.
No será este hito el principal, por cierto. Para el próximo 29 de abril, Alejandra y Nicolas se casarán por la iglesia en la capilla Saint Trophyme de Bormes-les-Mimosas, Var, Francia. Allí, seguramente, habrá un despliegue más formal y con la pompa que la realeza de Luxeumburgo le querrá dar a la única hija mujer de los Grandes Duques.
Alejandra es séptima en la línea de sucesión, aunque es la cuarta detrás de sus hermanos Guillermo (41), el gran duque heredero de Luxemburgo; Félix (38) y Luis (36), y sobre Sebastián (30), y tiene el tratamiento de Su Alteza Real, aun cuando ha llevado una vida bastante indepediente en razón a sus intereses académicos y profesionales.
Coniderada como una princesa europea más desconocida, Alejandra se ha preocupado por tener un desarrollo profesional de primer nivel. Hizo estudios en Psicología y Ciencias Sociales en Estados Unidos, luego se licenció en Filosofía en Francia.
La princesa culminó en el Trinity College de Dublín su Maestría en Estudios Interreligiosos, y se especializó en la resolución de conflictos. Su dominio de seis idiomas le permitieron desempeñarse en relaciones internacionales, llegando a trabajar en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en Estados Unidos.