Kate Middleton terminó con cualquier tipo de vínculo con Meghan Markle tras una determinación adoptada por el rey Carlos III, minutos después que la vida de la reina Isabel II había expirado.
El heredero de la corona británica autorizó sólo a los hijos y los nietos de Isabel II a ir a despedirse a su casa veraniega de Balmoral, donde la reina dejó de existir.
Carlos III consideró inapropiado que las esposas concurrieran, dejando a Kate Middleton a cientos de kilómetros del cuerpo de la reina. Solo Sophie Wessex, la esposa del príncipe Eduardo, se alcanzó a hacer presente porque más que una nuera, era una de sus amigas más íntimas.
Según el libro Our King, del biógrafo real Robert Jobson, la decisión del rey solo buscaba mantener alejada a Meghan Markle de Balmoral, no al resto de las esposas de los hijos. El autor relata que horas previas al deceso, los médicos le habían informado a Carlos el estado crítico de Isabel II, y que en consecuencia el rey alcanzó a hablar con sus hermanos y con su hijo William. Harry fue avisado más tarde, por eso, aunque viajó a Escocia, no logró llegar cuando su abuela aún respiraba.
Tanto Kate Middleton como la propia Sophie Wessex, o incluso Sarah Ferguson, separada hace décadas del príncipe Andrés, tenían una cercana relación con Isabel II. Pero si Carlos III abría la puerta para que asistieran las esposas al íntimo adiós a la monarca, Meghan tendría la excusa perfecta para llegar, seguramente alentada por su marido, el príncipe Harry.
De acuerdo a Jobson, el propio rey le pidió a Kate que no viajara a Balmoral junto a William, para que Meghan tampoco lo hiciera al lado de Harry, dejando en claro que ni la familia real y, muy posiblemente, la difunta monarca, querían tener cerca a la duquesa de Sussex.
El hecho de no poder despedirse en vida de la reina dejó a Kate Middleton enormemente triste. Ambas habían logrado establecer una cercanía estos últimos años, y la princesa de Gales consideraba que aún tenía mucho que aprender de Isabel II.
Pasado el funeral, Kate desarrolló un resentimiento contra Meghan, a quien considera directa responsable de no haber estado junto a la monarca en sus postreros momentos de vida. La esposa de William entiende la decisión de Carlos III, sabe que lo hizo por un bien superior, pero no perdonó que fuera la actitud de la cuñada con la corona británica la que le impidiera estar en Balmoral.
Según Jobson, aquella sensación se convirtió en la lápida emocional que Kate construyó para Meghan. Luego vendrían el documental Harry & Meghan y el libro de memorias de Harry para verificar que la distancia con su cuñada ya es irrecuperable.