El desalojo de su casa en Frogmore Cottage por parte del rey Carlos III ha dejado muy pensativos a los duques de Sussex respecto de su futuro.
La nueva realidad de tener solo la mansión de Montecito, en California, como base de residencia, ha hecho que Harry y Meghan estén buscando otro lugar donde poder vivir junto a sus hijos, los príncipes Archie y Lilibet Diana.
El príncipe Harry ha sido el más inquieto en cuanto a encontrar un lugar que pueda darle la tranquilidad que hoy busca. La pérdida de popularidad en Estados Unidos luego de la publicación de su libro "Spare", sumado al ultimátum de su padre de sacar las pertenencias de la casa que les cedió la reina Isabel II a la pareja, han convencido al duque de Sussex de buscar otro lugar.
La convicción de Harry ha contagiado a Meghan, a quien también le afectó la baja en los rankings de aceptación popular. Por eso, ambos dirigieron sus ojos a países donde aún las encuestas acompañan con datos positivos a la pareja.
Fuentes cercana a los Sussex hablan de que Harry y Meghan quieren conservar la base residencial en Montecito, donde les resulta cómodo por la cercanía a todo lo que necesitan y la privacidad que les asegura el condominio en el que viven, pero que quieren algo aún más alejado del ruido en Canadá, Sudáfrica u otro país ad hoc a su forma de mirar la vida.
Harry está obsesionado con adquirir una isla privada que le entregue el entorno ecológico y natural, un lugar que sea sostenible. La pareja goza de una muy buena salud financiera tras los derechos de venta del libro "Spare" y del documental "Harry & Meghan" emitido en Netflix, como para realizar una inversión millonaria que les posibilite escapar de la continua atención que generan sus presencias, sea donde sea.
Hasta ahora se desconoce si los duques han contratado los servicios de algún experto en gestión de compra de grandes propiedades, pero es un hecho que los planes de una segunda vivienda de Harry y Meghan ya comenzaron y que la expulsión de los terrenos de Windsor, que la semana pasada concretó el rey Carlos III, ha sido el detonante para apurar la decisión.