Como si recién estuviera rondando los 60 años. Activo, despierto, lúcido y completamente autovalente. Gene Hackman, con 93 años cumplidos a fines de enero, está irreconocible desde su última aparición en la pantalla grande, pero en el mejor sentido de la realidad.
Hackman es hoy un vecino más de la ciudad de Santa Fe, en Nuevo México, EE.UU. Propietario de un rancho a las afueras de la urbe, el actor que ganara un Óscar a la Mejor actuación por The French Connection (1971), con su inolvidable interpretación del detective Jimmy 'Popeye' Doyle, y al Mejor Actor de Reparto por Unforgiven (1992), encarnando al insufrible sheriff Bill Dadget, se mantiene aislado del mundanal ruido y poco y nada hace por volverse a conectar con el star system.
El pasado domingo fue visto nuevamente cuando pasó a ponerle gasolina a su camioneta, después de comprarse un refirgerio y una hamburguesa en un local de comida rápida.
Vestido de jeans azules, una camiseta de manga larga y un suéter para evadir el frío, más unas tenis negras y un jockey marrón, la gloria viviente del cine desde los '70 condujo solo por las calles de Santa Fe como si fuera uno más, que seguramente así se siente y quiere estar.
Levemente encorvado, bastante más delgado que en su última aparición en el cine, en 2004 para el filme Welcome To Mooseport, con el rostro angulado y con una barba crecida de unos cuatro días, Hackman se movió seguro y sin dubitaciones. Condujo su camioneta hasta su rancho, donde minutos después de haber llegado, se puso a hacr algunos trabajos con una pala en la mano, seguramente para plantar algún fruto.
Hackman ha escrito tres novelas: Wake of the Perdido Star (1999), Justice for None (2004) y Escape From Andersonville (2008), y sus últimas colaboraciones han sido la narración de dos documentales sobre los Marines en 2016 y 2017.