El príncipe Harry y Meghan Markle tuvieron un gesto conmovedor con la difunta Reina Isabel II al nombrar a su hija como ella. Los Sussex pensaron que sería una estupenda idea, pero no todos están de acuerdo.
Lilibet es el apodo que el rey Jorge VI le puso a su hija cuando comenzaba a hablar y no podía pronunciar su nombre. Y así era como la llamaba también su esposo, el príncipe Felipe.
Harry le preguntó a su abuela si no le parecía mal que usara el nombre de ella para su segunda hija. La monarca pensó que le colocarían Elizabeth, como ella, pero grande fue la sorpresa cuando supo que la niña llevaba su apodo.
El autor Tom Quinn afirma que Harry tenía claro que lo podrían interpretar como una falta de respeto y, pese a ello, siguió adelante con la idea de llamar Lilibet a su hija menor. Fue así como Lilibet Diana Mountbatten-Windsor, conocida como Lili, nació el 4 de junio de 2021 en Santa Bárbara y es la séptima en la línea de sucesión al trono.
El escritor del libro Gilded Youth An Intimate History of Growing Up in the Royal Family, dijo que "nombrar a esta niña provocó una pelea diplomática. Odiando siquiera pensar en las reglas de protocolo ciertamente laberínticas que rodeaban a la familia real británica, Meghan y Harry la llamaron Lilibet, aparentemente creyendo que sería una sorpresa maravillosa para su abuela, la reina Isabel II".
Y agregó: "Que Harry no tuviera el sentido común de predecir que esto podría causar problemas es increíble. Seguramente habría sabido que apropiarse del amado apodo de la infancia de la monarca sería percibido por muchos como una falta de respeto e intrusión de una manera que no lo habría sido nombrar a su hija Elizabeth".
Quinn dice que algunos comentaristas lo consideraron como un "intento cínico" para mejorar las relaciones con la Reina cuando ya estaban alejados del servicio activo a la realeza.