Las expectativas que se han trazado los consumidores de farándula para la boda de Tamara Falcó (41) e Iñigo Onieva (33) son tan desmedidos, que muy posiblemente queden defraudados aun cuando la paraje eche la casa por la ventana.
Desde ya, la hija de Isabel Preysler recalcó que su vestido de novia no será nada estrafalario ni con colores fuera de lo tradicional. La marquesa no lo ha dicho pero ha dejado entrever que será un estilo clásico, y que lo vanguardita quedará para alguna invitada que quiera atreverse.
Falcó ha descartado de plano realizar una coreografía moderna con Onieva, cuando deba salir a la pista de baile a por el brindis de los novios. Ni mucho movimiento de brazos y piernas, ni pasos riesgosos que puedan terminar con un bochorno. "¡Un baile coordinado es complicadísimo!", comentpo el otro día en el programa El Hormiguero.
Confirmado el lugar: será en El Rincón, el palacio que su padre le legó. Que además será ornamentado para la ocasión, con distintos rincones donde los novios se fotografiaran junto a distintos grupos de invitados. Ojo con aquello: dependiendo del lugar donde se tomen las fotos, es la categoría con la que han sido considerados por los anfitriones.
Tamara Falcó eligió regalos caros
Por último, sobre el catálogo de regalos elegido para que los invitados obsequien, Tamara Falcó no se pronunciará. Es de mal gusto hacerlo, por cierto, más aún si algunos objetos seleccionados alcanzan cifras prohibitivas para el común de los españoles.
Ya son varios los medios que han destacado los altísimos valores de algunos regalos "sugeridos" y que están en la lista de los novios. Candelabros que casi llegan a los 800 dólares; lámparas por mil 300 dólares o mantas que superan los 700 dólares, son algunos de los presentes que los novios aceptarán de muy buen gusto.