Dicen que la venganza es un plato que se sirve frío. Y la princesa Charlene está a punto de probarlo. La sudafricana tiene la posibilidad de imponer su mando ante una de sus archienemigas, la Princesa Carolina de Mónaco, con un golpe muy duro.
Ni el Príncipe Alberto ni su esposa Charlene han confirmado su asistencia a la coronación del Rey Carlos III, el 6 de mayo próximo en la Abadía de Westminster. Y, de acuerdo con la jerarquía del Principado, el siguiente eslabón es Carolina de Mónaco.
Los medios franceses especulan que la Princesa de Hannover será la elegida, lo cual genera un tremendo morbo y un sinfín de rumores.
Los Grimaldi hicieron esfuerzos para que su hija mayor, Carolina, se emparejara con Carlos III y tuvieron varias citas cuando eran jóvenes. El asunto no prosperó y Carolina se casó con Philippe Junot, quien era 17 años mayor que ella.
Carolina no tiene ganas de ir a ver a Carlos III, pero podría ser obligada por su cuñada Charlene, quien tiene la potestad legal de designarla como representante del Principado en un evento oficial, sin que la hermana de Alberto pueda negarse.
Si bien en Montecarlo se frotan las manos por ver qué podría resultar de este movimiento de Charlene, lo único claro es que la relación de la ex nanadora con su cuñada está completamente fracturada.