Los testimonios coinciden en que Marc Anthony (54) estaba muy nervioso antes que apareciera la novia a escena. El cantante puertorriqueño, acostumbrado a presentarse frente a miles de personas durante décadas, como pocas veces se veía muy inquieto, con un rostro tensamente feliz.
Cuando los centenares de asistentes a la boda fueron invitados a desplazarse al ambiente donde se realizaría la ceremonia y el salón se llenó silencio, Marc Anthony se llevó las temblorosas manos a sus ojos llorosos.
Una testigo del momento relató que Marc estaba quieto, paralogizado, pero con su rostro atento para cuando se corrieran las cortinas para el ingreso por el pasillo de Nadia Ferreira (23). Cuando se empezaron a escuchar los primeros sones de la majestuosa música elegida para la aparición y se dejaron caer los aplausos resonaron de los concurrentes, la emoción de Marc no pudo más.
El cantante pudo divisar su novia y todo el nerviosismo acumulado, toda la expectativa de los últimos días, se tranformaron en un gimoteo que el novio no pudo detener. El artista debió extremar su sentido de autocontrol para que sus lágrimas no lo dejaran ver y el llanto lo dominara.
A medida que Nadia se acercó al proscenio para reunirse con él, Marc enjugó sus lágrimas, respiró hondo e intentó calmarse, aunque poco lo ayudaron varias invitadas, quienes también fueron invadidas por la impresionante escena.
La caminata de la novia fue parsimoniosa, cuenta la testigo, pero lo suficientemente rítmica para que los fotógrafos y videístas pudieran hacer su trabajo, los invitados pudieran admirar el hermoso vestido y la fascinante expresión de Nadia llenara el salón de armonía.
Y también para que Marc Anthony lograra atemperar su adrenalina y recibiera a su amada mujer para prometerle fidelidad, compañía, solidaridad, amor... y para darle el sí. Aunque tuviera quen combatir el derramamiento de sus lágrimas, los latidos acelerados de su corazón y la desbordante emoción que lo invadió toda la noche.
Así lució Nadia Ferreira su vestido de novia...