Los periódicos británicos han publicado regularmente encuestas públicas donde el pueblo británico solicita que Meghan y Harry pierdan el título de duques de Sussex, por sus ataques a la monarquía. Hasta ahora, Buckingham ha actuado con cautela, especialmente para no dejarlos como mártires.
En este momento, todo parece depender de si se podrá reparar la fracturada relación del Príncipe Harry con su hermano y con su padre, quienes podrían despojarlo de los títulos formales, no solo el de duque de Sussex, sino también el de conde de Dumbarton, que usa en Escocia, y el de barón Kilkeel, para Irlanda del Norte.
Después del lanzamiento de la serie "Harry & Meghan" de Netflix y antes de la publicación del libro "Spare" con las explosivas memorias del Príncipe, el 44 por ciento de los británicos decía que deberían quitarle los títulos, y el 32 por ciento optaba por mantenerlos.
La Reina Isabel II le otorgó a su nieto favorito el título de Sussex en mayo de 2018, cuando se casó con Meghan Markle. Había sido utilizado por última vez por el príncipe Augusto Federico, noveno, hijo del rey Jorge III, pero caducó a su muerte en 1843. El título de Barón de Kilkeel se creó para Harry, mientras que el título original de Conde de Dumbarton se creó en 1675, pero había finalizado en 1749.
Cuando se le preguntó en una entrevista de la televisión estadounidense este mes si renunciaría voluntariamente a sus títulos, el Príncipe respondió: "¿Y qué diferencia haría eso?".