El príncipe Harry (38) buscó cuidar los detalles del nacimiento de su primer hijo, Archie (3), al máximo, lo cual fue algo “morbosamente obsesivo”, así lo declaró una fuente cercana a la familia para el libro The New Royals: Queen Elizabeth's Legacy and the Future of the Crown de la escritora Katie Nicholl, ex experta real.
En la publicación se relata cómo fue que el duque de Sussex quiso proteger a su primogénito y a su esposa, Meghan Markle (41), de los medios, la autora apunta que eso le trajo problemas también con la familia real británica, pues habría violado un código.
Esta búsqueda de hermetismo supuestamente violó un “contrato no escrito entre la realeza y el público”, que estaba ansioso y esperando escuchar todos los detalles sobre el nuevo bebé real tan pronto como Meghan Markle diera a luz, indicó The Mirror en una publicación.
“Detrás de escena, las cosas eran tan tensas que más de un funcionario, como sé por experiencia personal, se redujo a lágrimas de frustración y desesperación”, agregó Rebecca English, editora real del Daily Mail en el texto. La pareja tiene una hija, Lilibet que la difunta reina Isabe II pudo conocer, luego de que la pareja renunciara a sus títulos reales.
Cuando Archie Harrison Mountbatten-Windsor nació el 6 de mayo de 2019, la pareja logró engañar a la prensa: “A Harry siempre le había gustado ser más astuto que los medio. Él y Meghan estaban encantados de haber dado a luz a su hijo de manera segura en el hospital privado de Portland en Londres, incluso antes de que la oficina de prensa del palacio confirmara que la duquesa estaba de parto”, escribió la autora.
Cada vez que sucede un alumbramiento en la familia real británica, es una tradición ver a los felices padres y el recién nacido verlos posar en las escaleras del hospital, rodeados de simpatizantes y fotógrafos, y respondan algunas preguntas antes de partir. “Pero el duque y la duquesa de Sussex querían cambiar todo eso”, indicó Nicholl.