Si bien la boda del Príncipe Harry y Meghan fue un éxito a la luz pública, estuvo llena de desavenencias en la interna lo que, de alguna forma, marcó el difícil camino que vendría más adelante con la familia real.
Así lo detalla el libro "The New Royals", de Katie Nicholl, que explora las relaciones de la familia real durante y después del Megxit y que tiene adelantos que fueron publicados por "Daily Mail".
El primer enfrentamiento de Meghan fue con su cuñada Kate Middleton. Discutieron sobre si la Princesa Charlotte debía usar medias con su vestido de dama de compañía durante la ceremonia. Y se dice también que hubo una disputa entre ambas acerca de la tiara real que la duquesa de Sussex le pediría prestada a la Reina.
Entre tantas tensiones, Harry perdió la paciencia y llegó a gritarle "¡lo que Meghan quiere, Meghan lo consigue!" a la vestidora de la Reina, Angela Kelly, quien lo acusó. Isabel II reprendió duramente a su nieto.
Isabel II sabía que la cosa no venía fácil con la nueva integrante de la familia. Lady Elizabeth, prima de la Reina, dijo: "El período previo a la boda fue realmente muy difícil para ella. La Reina estaba muy molesta por cómo Harry se había comportado, por sus demandas y la forma en que hacía las cosas a su manera".
La reina tenía reservas sobre el blanco puro del vestido Givenchy de Meghan, diseñado por Clare Waight Keller. Según una fuente del libro: "La reina se sorprendió de que Meghan usara blanco puro el día de su boda. Tal vez sea algo generacional, pero ella cree que si te has casado antes, te vistes de blanco el día de tu primera boda, que es lo que hizo la duquesa de Cornualles".
Deseosa de apoyar a cualquiera que se casara con su familia, la Reina hizo todo lo posible para conocer a la nueva duquesa. Ella era consciente de que el padre de Meghan, Thomas Markle, había vendido fotografías a los medios de comunicación.
El hecho de que Harry aún no hubiera conocido a Thomas y que Meghan no estuviera hablando con su padre preocupaba a la Reina, y habló con Harry y Meghan sobre la situación.
"Era la sensación de la reina de que Meghan debería resolver las cosas con su padre y que Harry debería haber conocido a Thomas antes de la boda", dice un amigo cercano de la familia. "Ella pensó que todo el asunto podría haberse manejado mejor".