Tras la muerte de la reina en Balmoral, el rey Carlos III (73) y el príncipe William (40) extendieron una invitación para que el príncipe Harry (38) cenara junto a ellos en Birkhall; sin embargo, el duque de Sussex estaba tan furioso por no llegar junto a Meghan Markle (41) que la desestimó, según consigna The Mirror.
De acuerdo con el rotativo, antes de viajar a la residencia escocesa donde la reina Isabel II falleció, el príncipe Harry trató de convencer a Carlos para que le permitiera llegar al lugar junto a su esposa. Tras varias conversaciones con el nuevo monarca, este le dijo que “no era apropiado” y que debía viajar en solitario.
En medio de la discusión, el hijo menor del rey perdió el vuelo de la Real Fuerza Aérea británica que lo llevaría hasta el lugar junto a los príncipes William, Andrés y Eduardo. Harry debió hacer sus propios arreglos para el viaje que lo vio aterrizar en Aberdeen a las 6.35 de la tarde, minutos después de que se anunciara públicamente la muerte de la reina.
Una fuente afirmó al medio inglés que el hijo de Diana de Gales estaba “furioso” y que su negativa en cenar con el nuevo monarca, la reina consorte Camila (75) y el príncipe William en la residencia de Carlos en Escocia fue tomada como un “gran desaire” por sus familiares más cercanos.
Un iracundo Harry decidió no salir de la residencia y quedarse a cenar en Balmoral junto a la princesa Ana y los príncipes Andrés y Eduardo, sus tíos. "Se estaban organizando dos cenas en la propiedad real esa noche y había una clara división: una era para el nuevo rey y su heredero, la otra era para el resto de la familia", dijo una fuente real a Daily Mail tras la polémica cena.
A la mañana siguiente, el duque de Sussex abandonó la residencia a primera hora para dirigirse al aeropuerto y tomar el primer vuelo comercial a Londres. A las 8.28 de la mañana el príncipe estaba de regreso junto a su esposa Meghan, apenas 13 horas después de haber llegado a Balmoral.