El funeral de Estado de la reina Isabel II (96) se llevó a cabo este lunes en la Abadía de Westminster a donde acudieron destacadas figuras de la políticas y de las casas reales de todo el mundo, además de los principales miembros de la familia real. Luego del histórico evento, han surgido nuevas fotografías de lo que sucedió después de que la carroza real abandonara la Abadía.
El Rey Carlos III (73), el príncipe William (40), el príncipe Harry (38), la princesa Ana (72), los príncipes Eduardo (58) y Andrés (62), tuvieron un momento especial en familia cuando se detuvieron unos minutos a esperar que el ataúd llegara a la Capilla de San Jorge donde Isabel II descansará junto al príncipe Felipe, sus padres y su hermana Margarita.
Después de la misa a cargo del Arzobispo de Canterbury en Westminster, el féretro fue llevado al Castillo de Windsor en donde retiraron la corona real y dieron fin al reinado de la monarca bajo una ceremonia en su honor en la que Carlos, sus hijos, y sus hermanos estuvieron presentes, posteriormente se realizó el funeral privado en la Capilla.
Antes de que la familia ingresara al sitio, fotografiaron al rey interactuando con Ana y su cuñado, Timothy Laurence, quienes también mantuvieron una conversación con Harry. El hijo de la princesa Ana, Peter Phillips, estaba presente y de igual forma se aproximó al segundo hijo de la princesa Diana, quien se mostró relajado al platicar con su primo.
Carlos se acercó en varias ocasiones a Peter, misma acción que hizo con Andrés y William; durante los minutos que esperaron afuera de la Capilla, proyectaron una actitud diferente a la que se les había visto en los últimos días pues dejaron atrás la seriedad de los protocolos y pasaron unos instantes en familia como hacía tiempo no se les había visto.
Ese día Su Majestad fue sepultada, pero se desconocen los detalles de lo que sucedió ya que fue algo privado que la familia quiso hacer sin cámaras ni fotógrafos cerca. Por el momento se sabe que Harry y Meghan Markle (41) están ansiosos por regresar a su hogar en Estados Unidos y reencontrarse con sus hijos, Archie y Lilibet, mientras que el nuevo soberano de Inglaterra volvió al Castillo de Balmoral en donde su madre pasó los últimos días.
