Su figura se ha hecho permanente en las imágenes de la familia real desde el minuto en que la reina Isabel II dejó de existir. Mientras estuvo en vida, Sophie nunca intentó arrebatar el espacio público a Kate, Meghan o incluso la princesa Ana, pero en la intimidad real, la condesa de Wessex fue, sin duda, una de las mujeres más cercanas a la monarca.
Hoy, Sophie Wessex la llora con profundo sentimiento. Estuvo con ella hasta sus últimos días, y durante esta semana, ha acompañado a su esposo, el príncipe Eduardo (58), en el dolor por haber perdido no sólo a una suegra, sino que a una mujer que la acogió cuando su madre biológica, Mary Rhys-Jones, murió en 2005 de un cáncer de estómago, a los 71 años.
La nuera, de 57 años, fue desde un comienzo una de las favoritas de Isabel II. Una de los rasgos por lo que la monarca la distinguió fue por su notable discreción y capacidad de asumir tareas reales, quizás no muy visibles pero sí de gran importancia. El particular cariño que le tomó la máxima dignataria fue sorpresivo, porque Sophie no procedía de ninguna realeza ni aristocracia: su padre era vendedor de neumáticos y su madre, secretaria.
Conoció al príncipe Eduardo en una recepción social, ya que ella estudió relaciones públicas, y le tocó organizar dicha reunión. Una vez que se casó con el príncipe, siguió trabajando en su profesión, hasta que debió dejarlo después de un incidente-trampa, en que fue grabada haciendo comentarios de la realeza a un periodista que se hizo pasar por un cliente que quería contratar los servicios de su empresa de relaciones públicas.
Sophie llora a la reina, su segunda madre
La condesa de Wessex se convirtió en la confidente de la reina Isabel II, cuando la monarca se acercó a ella para confortarla por la pérdida de un embarazo, en 2001, en lo que iba a ser su primer hijo. En 2003, también tuvo problemas en el prematuro nacimiento de Luisa, e Isabel II se preocupó personalmente de su salud.
Pero lo que más la acercó a su suegra, fue el triste fallecimiento de su madre, debido a un cáncer. Esa tragedia marcó la afinidad y cariño entre ambas, tanto así que con el tiempo Sophie llegó a llamar cariñosamente "mamá" a Isabel II.
El día de la muerte de Isabel II, Sophie junto a su esposo fue una de las primeras en llegar a Balmoral. Se dice que durante los días anteriores al deceso, la condesa de Wessex había estado conversando animadamente con la reina, y que al momento que le fue comunicada el fallecimiento, debieron ayudarla ya que tuvo una descompensación producto del impacto.
Durante los días de funeral, Sophie ha estado al lado de su esposo y de su cuñada, la princesa Ana, a quien también acompañó en Balmoral, cuando el cuerpo de la reina abandonó el lugar de veraneo real y comenzó su peregrinaje a Londres.
A partir de las próximas semanas, Sophie se hará cargo de varios patrocinios que tenía Su Majestad y a la que la acompañó en variadas ocasiones. Según fuentes de palacio, es muy posible que herede el título de duquesa de Edimburgo, que anteriormente ostentaba la reina, una vez que el cuarto hijo de la reina Isabel II herede el título de duque de Edimburgo de su padre.