El príncipe William (40) y su esposa Kate Middleton (40) se trasladaron desde muy temprano a Sandringham para recibir las flores y tarjetas que la gente ha dejado en la residencia donde la reina Isabel II (96) solía pasar las Navidades. Ahí el príncipe de Gales le hizo una confesión muy personal a una mujer que se encontraba a las afueras del lugar.
William narró a la mujer que el cortejo fúnebre de su abuela, realizado este miércoles, fue algo muy difícil pues recordó lo que vivió hace 25 años, cuando tuvo que caminar detrás del féretro de su propia madre, la princesa Diana. Al borde de las lágrimas William le dijo a la mujer que se había conmovido con lo narrado: "No llores ahora, o yo empezaré”.
La pareja fue muy bien recibida y correspondieron al cariño de la gente mostrándose cálidos, sonrientes y conviviendo muy de cerca, una muestra de que William pretende ser un rey más cercano a su pueblo.
William saludó a las personas que se congregaron para dejar alguna ofrenda a la difunta monarca, ahí el primero en la línea de sucesión se acercó a un grupo de niños con uniforme y platicó con ellos; lo mismo con una mamá que sostenía a su bebé en brazos, el cual emocionó al príncipe que le hizo un cariño.
Mientras de Kate, también lució sonriente y agradecida con todas las muestras de cariño. La princesa de Gales aseguró que estaba sorprendida por todas las tarjetas que había para Su Majestad y que evitaría leerlas todas porque de otra forma sería inevitable llorar.
Middleton acompañó a una pequeña desde las vallas hasta el lugar de las ofrendas a que depositara un perrito corgi de peluche, la raza que tenía la reina, mientras ella cargaba un ramo de flores. También se tomó fotos con los dolientes y siempre se mostró muy cercana.