Hay dos cumpleaños que marcarán la vida del príncipe Harry, quien este 15 de septiembre está llegando a los 38 años, pues ambos fueron ensombrecidos por la tragedia y el dolor.
El primero de ellos fue en 1997, cuando cumplió 13 años. El duque de Sussex era todavía un adolescente cuando 15 días antes de celebrar su cumpleaños su madre, la princesa Diana de Gales, murió en un trágico accidente de automovilístico mientras el Mercedes Benz en el que viaja junto a su entonces novio, Dodi Al-Fayed, se impactó debajo del Puente del Alma en París, Francia.
El sepelio de su madre se realizó el 6 de septiembre, apenas unos días previos a su cumpleaños 13, uno de los eventos más traumáticos que ha vivido Harry debido al escrutinio público que sufrió, según narró él mismo en una entrevista para el libro Harry: Conversaciones con el príncipe.
“Mi madre acababa de morir y tuve que caminar un largo camino detrás de su ataúd, rodeado de miles de personas que me miraban mientras millones más lo hacían en la televisión. No creo que a ningún niño se le deba pedir que haga eso, bajo ninguna circunstancia. No creo que suceda hoy”, contó el hijo menor del rey Carlos III (73).
El segundo cumpleaños es justamente el número 38 pues el príncipe y toda la familia real se encuentran de luto tras la muerte de la reina Isabel II, quien falleció a los 96 años el pasado 8 de septiembre en su Castillo de Balmoral.
Harry y su esposa Meghan Markle (41) habían llegado unos días antes a Londres donde la duquesa de Sussex ofreció un discurso en la cumbre One Young World celebrada en Manchester. Unos días después se trasladaron a Alemania y habían regresado a Inglaterra para participar en una premiación que ese mismo día el Palacio de Buckingham anunció la muerte de Su Majestad, por lo que la pareja ha alargado su estadía en el país europeo para estar el servicio funerario.
El duque de Sussex fue captado muy consternado y sollozando durante la ceremonia religiosa que se ofreció a la reina Isabel II en Westminster Hall. Harry caminó lado a lado de su hermano, el príncipe William (40) en el cortejo fúnebre que escoltó el ataúd de su abuela hasta la abadía. El príncipe decidió vestir de civil y no usar el uniforme militar de gala que dicta el protocolo para este acto.
