A lo largo de su vida, la reina Isabel II (96) pudo hacerse de una impresionante colección personal de joyas, comprendida por más de 300 piezas, entre las que se pueden contar 98 broches, 15 anillos de gran valor y 34 pares de pendientes, pero solo se han escogido dos de ellos para que acompañen a la monarca en su última morada.
Lisa Levinson, jefa de comunicación del National Diamond Council compartió al diario Metro que la monarca será enterrada con su anillo de boda y unos pendientes de perlas. Las joyas oficiales de la Corona se guardan en la Torre de Londres desde el siglo XVII y constan de más de 23 mil diamantes, zafiros y rubíes.
El anillo de bodas fue un regalo de sus padres que le hicieron en 1923 y de acuerdo con diversos medios fue elaborado con oro galés, lo cual se convirtió en una tradición británica para obsequiar en los enlaces reales. Levinson considera que no utilizará más que esta joya y unas perlas.
Su joyero personal ha quedado además como un legado para sus hijos, para Reino Unido y la Commonwealth. La experta piensa que el anillo de compromiso de la monarca se lo dejó a la princesa Ana, su única hija y otros bienes serán repartidos entre sus seres queridos.
Será el próximo 19 de septiembre cuando se lleve a cabo el funeral de la reina Isabel II, quien estuvo frente al trono por 70 años, en la abadía de Westminster, después su féretro trasladado a la capilla de San Jorge en el Castillo de Windsor, para los miembros de la familia real.
Los restos mortales descansarán junto a los de sus padres y las cenizas de su hermana, la princesa Margarita. Además trasladarán el ataúd de su marido, Felipe de Edimburgo, que reposa bajo la bóveda real, para que estén juntos de nuevo.