La reina Margarita de Dinamarca (82) preparó durante todo este año su Jubileo de Oro, al cumplir 50 años en el trono. Este fin de semana sería el cierre perfecto para un festejo que debía tener alguna resonancia en Europa. Sin embargo, hoy ya nadie se acuerda: la muerte de la reina Isabel II opacó cualquier celebración de la octogenaria monarca.
Todos los actos planificados en la Copenhague para este fin de semana fueron cancelados, salvo la representación artística que se llevó a cabo este domingo en el Teatro Real de la capital danesa. A la cita asistieron, eso sí, otros miembros de la realeza europea. Carlos Gustavo y Silvia de Suecia; los reyes Harald y Sonia de Noruega, y varios representantes de otros países del Viejo Continente.
Durante la función artística, se guardó un minuto de silencio por la memoria de Isabel II, que con su partida ha dejado a Margarita II de Dinamarca como la única mujer a la cabeza de una monarquía. La reina danesa fue designada heredera de la corona en 1953 y asumió el trono tras la muerte de Federico IX, su padre, en 1972. Es, además, desde hace cinco décadas la jefa de estado de su país, Groenlandia y las Islas Faroe.
Margarita II es prima en tercer grado de Isabel II, y su Jubileo de Oro había sido preparado desde enero pasado, aun cuando varios actos masivos debieron ser postergados ante los contagios de la pandemia. Para este sábado se había agendado un desfile en el palacio de Amalienborg y un saldo de protocolo desde el balcón de la sede de la monarquía, pero ambos planes fueron eliminados en señal del luto.
La gala de este domingo en el Teatro de Copenhague y la misa se realizaron previo al almuerzo oficial para los jefes de estado nórdicos y la realeza danesa. Esta noche de domingo se celebró la gala en el castillo de Christiansborg, pero siempre con la perspectiva que la realeza de Europa está viviendo el mayor luto que podía tener y que obligó a bajar algunas expresiones de fiesta de la celebración.
Margarita II ha podido tener su Jubileo de Oro de igual forma, pero nunca como originalmente se había planificado. Las banderas del palacio de Amalienborg ondearon a media asta, dejando en claro que el duelo por la muerte de Isabel II era una señal más potente que cualquiera.