Elton John es una figura incomparable dentro de la música pop actual. El cantante británico ha tenido la oportunidad de contar entre sus amigos a grandes celebridades y hasta miembros de la realeza, siendo Gianni Versace y la princesa Diana dos de sus más cercanos. Además de la amistad que los unía, un trágico destino también les esperaba y de lo que el artista sería testigo.
Fue el 15 de julio de 1997 cuando el diseñador italiano fue abruptamente asesinado a manos de Andrew Cunanan, un ex asistente y amante, justo afuera de su mansión en Miami Beach. El joven de 27 años le disparó a quemarropa en la cabeza y el cuello, por lo que Versace murió al instante. Su agresor se suicidó ocho días después, tenía otros cuatro cargos por homicidio.
El funeral del diseñador se llevó a cabo el 24 de julio en una catedral de Milán. Acudieron la princesa Diana, Caroline Bessette Kennedy, Elton John y su novio David Furnish, Naomi Campbell, Luciano Pavarotti, Giorgio Armani, Karl Lagerfeld y Sting, entre muchas otras personalidades. Pero fue el cantante británico el más afectado.
Ante el dolor que experimentaba, Lady Di estuvo siempre a su lado tratando de consolarlo y aunque por momento se calmaba, el sentimiento regresaba al Sir Elton John y volvía a romper en llanto. Las fotografías de la ex esposa del príncipe Carlos le dieron la vuelta al mundo. Nadie habría imaginado que lo que sucedió después sería aún más trágico.
Cinco semanas después de haber lamentado la muerte del diseñador, Lady Di falleció el 31 de agosto. Su horrible muerte ocurrió mientras trataba de huir de los paparazzis que la perseguían por las calles de París. El automóvil en el que viajaba perdió el control en el Túnel del Alma y finalmente se estrelló contra uno de los pilares estructurales. La princesa estaba acompañada por el magnate Dodi Al-Fayed. Ambos perecieron en el accidente.
A Elton John le tocó de nuevo vestir de luto para despedir a una de las personas más entrañables de su grupo de amigos. En su servicio fúnebre, ocurrido el 6 de septiembre en la Abadía de Westminster, el británico se sentó frente a un piano para dedicarle una canción Candle in the wind. "Adiós rosa de Inglaterra, siempre vivirás en nuestros corazones", dice parte de la estrofa.