Según especifica el libro "Revenge: Meghan and Harry and the War Between the Windsors" de Tom Bower, Meghan Markle tenía un resentimiento por el agudo sentido de deferencia y jerarquía del Palacio de Buckingham y también una aguda envidia por su cuñada Kate Middleton. Lo que más indignaba a la esposa del Príncipe Harry era que la compararan con Kate porque "ella no se queja".
"Básicamente no entienden", dijo Meghan durante su visita a la antigua residencia de la Reina en Castle Mey al hablar de las diferencias que hacían con ella, según afirma el libro.
Bower explica que Meghan estaba enojada porque los funcionarios del palacio se negaron a potenciar su imagen. La actriz no quería aceptar que el personal no estaba para promoverla a ella como persona y que la hubieran colocado en la grilla de la familia real.
En su libro, el escritor publicó: "Meghan parecía aislada, vulnerable y sofocada por las convenciones. Al parecer, no estaba dispuesta a aceptar que, a diferencia de Hollywood, nadie contaba los ingresos de taquilla de las multitudes que atraía. Estaba librando una lucha para la cual no estaba preparada".
"Despreciando la explicación del Palacio de que atacar a los medios repercutiría en ella, adoptó el libro de reglas de Hollywood y tomó la iniciativa. Ningún otro miembro de la familia real había sufrido tanta vergüenza por parte de su propia familia como Meghan. Había cierta equivalencia en el desprecio de Meghan por sus medios hermanos, Samantha y Thomas, y ahora el de Harry por Kate y William, en particular", explica.
"Meghan creía que los Cambridge no estaban ofreciendo el reconocimiento y la generosidad que ella merecía. Odiaba las comparaciones con Kate (Middleton), cuando decían que ella no se quejaba. Sentía que, sin esfuerzo, los Cambridge parecían ser perfectos. Meghan parecía estar influenciada por la envidia hacia Kate. A su vez, la futura reina consideraba a su cuñada como desdeñosa", añade el texto.
"Aparentemente herida por las críticas, Meghan olvidó la regla fundamental de una actriz: posar con humildad, incluso si es falso. A pesar de haber sido criada en los estudios de Hollywood para trabajar con otros, Meghan se volvió cada vez más frágil y exigió que el personal del Palacio viera el mundo desde su perspectiva. En defensa propia, exigió represalias contra sus críticos. Desde entonces, la relación de los Sussex con sus contrapartes reales fue cuesta abajo", afirmó Bowers.