La relación entre Camila de Cornualles y el príncipe Carlos sucedió mucho tiempo atrás de que el hijo de la reina Isabel II conociera a Diana de Gales, con quien al final se casó; sin embargo, él nunca rompió el vínculo que había forjado con su gran amor, lo que provocó una rivalidad entre ambas.
Camila Shand, su nombre de soltera, y el heredero al trono rebasaban los 23 años cuando coincidieron en un evento; "¿Sabías que mi bisabuela fue amante de tu tatarabuelo?", fue la frase que mencionó la ahora esposa del próximo rey de Inglaterra cuando ambos acudieron al juego de polo en Windsor Great Park, el lugar de su primer encuentro.
Después de varios momentos que pasaron juntos, Carlos sabía que Camila era su alma gemela, compartían y estaban de acuerdo en absolutamente todo, pero algo se interpuso entre ellos: el protocolo real.
Aunque el hermano del príncipe Andrés deseaba casarse con Shand la monarquía se lo impidió, pues no podían permitir que contrajera nupcias con alguien que ya había tenido otras parejas; ante la decepción, se unió a la Marina británica y Camila sintiéndose “abandonada” decidió casarse con Andrew Parker Bowles. La realeza estaba desesperada por encontrarle una pareja a Carlos, y Diana “cayó del cielo”.
Y aunque el matrimonio duró varios años, la sombra de Camila siempre estuvo al acecho, por eso la enemistad entre ellas fue evidenciada en varios documentales y libros, e incluso se destaparon los apodos que se habían puesto, la una a la otra.
Los apodos con los que se llamaban la princesa Diana y Camila Parker
Diana de Gales se convirtió en la mujer perfecta para el príncipe Carlos quien se casó con ella en 1981 pero los problemas no se hicieron esperar; Camila seguía teniendo relevancia en la vida del príncipe, incluso después de divorciarse de la madre de sus hijos en 1996, admitió en televisión nacional que le había sido infiel con Parker cuando se filtraron conversaciones que tuvo en 1992 con su ahora esposa.
La princesa Diana siempre supo que no era amada por el padre de sus hijos. “Éramos tres en este matrimonio. Había demasiada gente”, declaró en 1995 para la BBC; el problema se hizo mayor cuando una amiga cercana a la princesa, Simone Simons, lanzó la publicación Diana: La última palabra, en la que aseguró que Lady Di apodaba a Camila “el rottweiler” porque “parecía un perro que una vez que le clavaba los dientes a alguien, no lo dejaba ir”.
También se dio a conocer por parte del experto en realeza, Tom Bower, que la próxima reina consorte de Inglaterra llamaba a la madre de William y Harry “la vaca loca”.