Desde la abadía de Westminster miembros de la realeza se reunieron para la ceremonia para conmemorar el primer aniversario luctuoso de príncipe Felipe. Este fue el primer evento público de la reina Isabel II tras recuperarse de Covid-19 y aunque se había especulado que habría un estricto protocolo para trasladarla por sus problemas de movilidad, la soberana sorprendió.
Su avanzada edad y su frágil salud le impidieron que realizara la gira por el Caribe por sus 70 años de reinado, en su lugar acudieron el príncipe William y Kate Middleton. También fue representada por su el príncipe Carlos y Camila Parker en la visita por Irlanda. Desde hace días se había hablado de la silla de ruedas que la monarca usaba y que probablemente llevaría al funeral de su fallecido esposo, aunque no fue así.
La reina se trasladó desde el castillo de Windsor hasta el palacio de Buckingham de ahí un auto la llevó a la abadía de Westminster donde dejó atrás el problema de movilidad y le rindió homenaje al príncipe sin ayuda de la silla. Durante gran parte de la ceremonia Isabel II permaneció de pie, sin bastón ni nada que la asistiera para mantenerse, incluso leyó la hoja religiosa que todos tenía en sus manos poniendo atención a cada detalle de lo que presenciaba.
En algunos momentos se sentó en la silla que tenía detrás pero nunca necesitó ayuda; el príncipe Carlos y su esposa Camila estaban en la misma fila. La situación de la silla de ruedas tenía a la soberana intranquila pues no quería acudir a este recurso para resolver su padecimiento y tras días de analizarlo finalmente encontró la manera de no ocuparla.
The Queen Mobile, el carrito de golf que la lleva por todo el castillo de Westminster fue la solución más viable que encontró ya que se había dicho que le daba vergüenza que la vieran en silla de ruedas, este fue el principal argumento para no llevarla a la ceremonia del príncipe Felipe donde la realeza de todo el mundo se reuniría.