Si bien es cierto que existen familias en el mundo que tienen miembros no tan agraciados, la familia de la realeza no es precisamente un cuento de hadas como los de las películas de Disney. En la monarquía británica ha habido situaciones y figuras muy controvertidas a las que les acompañan la polémica.
La abdicación de Eduardo VIII en el año 1936 por amor a la estadounidense Wallis Simpson, el divorcio de Lady Di y el príncipe Carlos o la retirada de la realeza del príncipe Harry tras su boda con Meghan Markle, son algunos ejemplos de esas circunstancias. La princesa Margarita también contribuyó a alimentar esa dosis de revuelo que cada cierto tiempo ofrece la familia real británica a sus ciudadanos.
En la serie de Netflix, The Crown, la cual está basada en la vida de la monarquía, se puede ver muchas escenas que relatan la historia de amor más intensa de la princesa Margarita, quien tenía una personalidad un tanto irreverente y rebelde. Esta mujer fue muy parecida a lo que muestran en el drama de streaming.
Uno de los episodios más conocidos de la vida de la hermana menor de la Reina Isabel II, se dio un 31 de octubre de 1955, cuando en un comunicado escrito de la princesa Margarita, anunciaba por terminada su inusual relación sentimental con el capitán Townsend. "Me gustaría hacer saber que he decidido no casarme con el capitán Peter Townsend", rezaba el notificado.
Luego de ello, explicó que había entendido que, de casarse por el civil con su gran amor, se hubiera visto en la necesidad de renunciar a sus derechos dentro de la línea de sucesión al trono de Inglaterra. Además de que según informó, se estaba apegando a sus enseñanzas religiosas sobre el matrimonio y su valor. De la misma manera, aclaró estar tomando esa decisión por voluntad propia.
La historia de amor entre la princesa y Townsend, se dio a conocer el 2 de junio de 1952, durante la transmisión televisiva de la coronación de Isabel II. Los periodistas que estaban presenten en la ceremonia, no pudieron evitar fijarse en un gesto particular que tuvo Margarita con el capitán, puesto que mostró tener gran familiaridad con él al sacudirle, de manera espontánea, el uniforme.
Como se sospechó, el amor entre Margarita y Peter había florecido mucho tiempo atrás. Él era uno de los servidores del rey Jorge VI y por supuso un gran apoyo para aquella joven de entonces 22 años de edad, cuando recién había fallecido su padre. Ambos se habían enamorado y así se lo comunicaron, en privado, a los miembros de la familia real.
Pero había varios obstáculos para que este amor siguiera floreciendo. El primero, es que Peter no provenía de la realeza y se le reconocía como plebeyo; y el segundo fue que era un hombre divorciado y con dos hijos, lo cual no era bien visto por la Casa Real ni por la reina como líder de la iglesia anglicana.
Por esta razón, la relación se convirtió en un asunto público, que enseguida fueron apoyados por el pueblo británico porque los consideraban como un amor verdadero, ya que una joven de la realeza no le importaba que su amor viniera de un plebeyo, poniendo en primer lugar sus sentimientos sobre las clases sociales.
Entre los ciudadanos de Reino Unidos, se rumoró que luego que Margarita anunciara su deseo de casarse con Townsend, el gobierno y la monarquía británica hicieron lo imposible para separar a la pareja. Por su parte, la reina Isabel le pidió a la princesa que esperara un año para llevar a cabo su boda, puesto que su coronación era algo muy reciente, así como el fallecimiento de la reina María de Teck.
Por otro lado, el primer ministro Winston Churchill envió a Bélgica a Peter para que la relación se enfriara. Después de esto, se dio el anuncio de la princesa y las especulaciones comenzaron a circular entre los habitantes y miembros de la realeza. Expertos reales, aseguran que Margarita de Inglaterra, fue obligada a romper su relación y presionada por la monarquía para conservar su título de princesa y cumplir con sus obligaciones dentro de la realeza.