La Reina Isabel II dio positivo por covid-19 y está experimentando síntomas leves, parecidos a los de un resfriado, según confirmó el domingo al mediodía el Palacio de Buckingham.
Un portavoz de la monarquía dijo que la Reina espera continuar con tareas ligeras en Windsor esta semana. Una fuente del palacio dijo que se han diagnosticado varios casos en el equipo del Castillo de Windsor.
La Reina estaba siendo monitoreada de cerca después de que el Príncipe Carlos contrajo el virus solo unos días después de que estuvo en contacto con su madre a principios de mes.
En ese momento, el Palacio de Buckingham se negó a confirmar si la monarca de 95 años había dado positivo o negativo, lo que alimentó los rumores sobre su salud. Sin embargo, este domingo se confirmó que la soberana también salió positiva por covid-19.
La Reina recibió tres dosis de la vacuna. La primera en enero de 2021 y la segunda marzo, mientras que la inyección de refuerzo fue en octubre.
El Príncipe Carlos, de 73 años, terminó su período de aislamiento tras dar positivo el jueves pasado. Fue duramente criticado por participar de un acto público el sábado sin usar mascarilla.
Se confirmó que el heredero del trono no había experimentado síntomas fuertes. Es la segunda vez que Carlos contrae el virus. La anterior fue en marzo de 2020, cuando perdió el sentido del olfato y el gusto.
El covid-19 es el último de una serie de problemas de salud para la Reina, quien se había sentido "mucho mejor" después de unos meses difíciles a fines del año pasado. Se vio obligada a pasar una noche en el hospital en octubre pasado después de recibir tratamiento por una afección que no fue precisada.
A lo largo de la pandemia, la Reina ha estado protegida en gran medida por un férreo anillo denominado 'HMS Bubble', mediante el cual 22 miembros del personal real sacrificaron sus vidas hogareñas para permanecer aislados en el Castillo de Windsor y poder asistir a la Reina y a su difunto esposo, el Príncipe Felipe, durante el encierro.
Un año después, en abril de 2021, las estrictas regulaciones sanitarias obligaron a la Reina a usar una mascarilla y sentarse sola mientras asistía al funeral de su esposo, el Príncipe Felipe.