Durante el matrimonio del entonces príncipe Carlos (73) y la princesa Diana, vivieron épocas de incertidumbre e infidelidades, pues, por una parte, el heredero al trono británico no podía sacar de su mente a la mujer que siempre quiso para su vida, Camila Parker (75), mientras que Diana sufría en silencio y trataba de cobrarse los engaños de su esposo haciendo lo mismo que él, por lo que la relación se volvió tan tormentoso que oficiales de protección se preocupaban de que alguno saliera lastimado.
De acuerdo con el libro biográfico, The King: The Life of Charle III de Christopher Andersen, el cual se publicará el próximo 8 de noviembre, se pudo conocer que uno de los ayudantes del ahora Rey Carlos III recordaba haber visto a Diana burlarse de la obsesión que tenía su marido con Camila.
"Diana lo perseguía, literalmente, por los pasillos, escaleras arriba y de habitación en habitación", narró el asistente del monarca en la obra literaria. Además, el ayudante también contó una escena íntima entre Carlos y Diana, donde Lady Di le reclamaba sobre su vida sexual.
"¿Por qué no te acuestas conmigo?", le preguntó Diana a su esposo. "No lo sé, querida. Creo que podría ser gay", habría respondido sarcásticamente el actual monarca de Reino Unido, quien según el informante ya no quería tener relaciones íntimas con ella después del nacimiento del príncipe Harry en 1984.
La irónica respuesta de Carlos provocó una acalorada discusión entre ambos que llevó al príncipe a exigirle a Diana respecto por su posición en la Familia Real Británica. "¿Sabes quién soy?", preguntó a la princesa y generó una gran molestia en ella, al punto de insultarlo. "Diana respondió que él era un 'maldito animal' y agregó: ¡Nunca serás rey! William sucederá a tu madre. Me ocuparé de eso", se narró en el libro.
"La tensión en la casa real sólo aumentó con el paso del tiempo. Los enfrentamientos entre Diana y Carlos, ahora eran tan crudos que la violencia parecía inevitable", señaló un guardaespaldas en las memorias. "Los detectives a cargo de proteger a los miembros de la familia real estaban profundamente preocupados de que, 'en el calor de la ira', cualquiera de ellos pudiera usarse para cometer suicidio, homicidio o ambos", escribió Andersen.