La Reina Isabel II luchó discretamente contra un doloroso cáncer de médula ósea en el último año de su vida, según afirmó un amiga del príncipe Felipe en un nuevo libro.
La enfermedad, que se caracteriza por fuertes dolores de huesos, fue descrita en la biografía de Gyles Brandreth llamada "Elizabeth: An Intimate Portrait".
El certificado de defunción de la soberana, publicado en septiembre pasado, registró oficialmente su causa de muerte como "vejez".
Brandreth escribió: "Había escuchado que la Reina tenía una forma de mieloma, cáncer de médula ósea, lo que explicaría su cansancio, pérdida de peso y esos 'problemas de movilidad' de los que a menudo nos hablaron durante el último año de su vida".
El autor, quien era cercano al duque de Edimburgo, explicó que "el síntoma más común del mieloma es el dolor óseo, especialmente en la pelvis y la parte baja de la espalda. El mieloma múltiple es una enfermedad que suele afectar a los ancianos y que no tiene una cura conocida".
El tratamiento incluye remedios que ayudan a regular el sistema inmune y medicamentos que previenen el debilitamiento de los huesos. Con ellos se puede reducir la gravedad de los síntomas y prolongar la vida del paciente hasta por tres años.
La biografía real detalla los últimos meses de vida de Isabel II, quien le confesó a una dama de honor que estaba decidida a mantenerse ocupada para poder sobrellevar la muerte de su esposo, el Príncipe Felipe.
Y se dice que ella no quiso dar paso a la autocompasión, diciendo: "Mi esposo ciertamente no lo habría aprobado".