Los duques de Sussex están en problemas. Luego de la muerte de la reina Isabel II, la pareja ha iniciado urgentes negociaciones para modificar la autobiografía que el príncipe Harry (38) entregó a la casa editora del libro para que comenzara las labores de edición del texto y su futura impresión.
La casa editora Penguin Random House acordó con Harry el pago de 40 millones de dólares por los derechos exclusivos de sus memorias, sin embargo la repentina muerte de su abuela, la reina Isabel II, ha sido un impacto que el duque de Sussex no tenía considerado.
Las diferencias de opinión evidentes que habían tenido Harry y su esposa Meghan Markle (41) con la familia real bajaron drásticamente de tono durante los días del funeral de Isabel II. Reuniones en privado con el rey Carlos III y el príncipe William durante esos días, más episodios públicos, como fueron las simbólicas caminatas por las afueras del castillo de Windsor, para saludar a la gente y mostrarse unidos en el luto, y al estar juntos en la vigilia del ataúd de Su Majestad junto a sus otros primos, han hecho que el autor del libro recapacite respecto a algunos comentarios plasmados en el libro, dicen fuentes cercanas a la familia real.
El tema de conflicto ahora es si el contrato de venta de derechos de autor entre Harry y la casa editora comprende modificaciones una vez que el contenido ya fue entregado para su corrección formal e impresión. El proceso de elaboración de un libro y la operación que hay detrás de la distribución planetaria, más todo el trabajo de lanzamiento y traducciones a diversos idiomas, contempla plazos que lo más probable es que impidan su salida para la fecha programada, que era antes de Navidad.
El contenido del libro fue anunciado como de carácter explosivo, una vez que se supo de su estreno para este fin de año. Se comentó que Harry, quien renunció junto a su esposa Meghan Markle a los privilegios de la realeza, había sido durísimo con el estilo de vida que llevaba la familia real y con algunos principios filosóficos de la monarquía británica. Ese aspecto del escrito era, desde el punto de vista comercial, la punta de lanza para la campaña de promoción que han tenido hasta ahora las memorias del duque de Sussex.
Libro de Harry inquieta a Carlos III y William
Aunque no ha habido ninguna declaración que avale la preocupación de palacio, la inquietud se apoderó de la reina Isabel II y de Carlos y William cuando se supo de la existencia de la autobiografía. Los tres ya habían tenido suficientes problemas con todas las acciones y dichos de Harry y Meghan, distanciados de hecho con la familia real y viviendo su vida en Estados Unidos, lo que tuvo su máximo punto de algidez para el Jubileo de Platino de Isabel II, cuando los duques de Sussex se retiraron de la celebración horas antes de que ésta concluyera sin avisarle a ningún miembro de la familia.
El recelo de palacio es porque de seguro el contenido del libro traerá nuevos problemas a las sensibles relaciones familiares, más allá de que Harry logre alivianar ciertos pasajes que se prevén muy duros con su abuela y su padre, en cuanto a la conducción de la realeza, y con su hermano y la princesa de Gales, Kate Middleton, sobre todo en el trato que se le dispensó a Meghan durante su estadía en la realeza.
El acercamiento entre William y Harry durante el luto real no ha terminado con las desconfianzas, y la relación sigue en un estado alterado por estos largos meses de silencio e indirectas. A palacio le interesa que los primeros 100 días del nuevo reinado de Carlos III transcurran lo más normal posible, y la publicación del libro de Harry puede echar todo abajo.
Varios medios han especulado con una posible acción judicial para detener el libro, sin embargo los especialistas ven muy complejo que el equipo legal, la compañía Harbottle y Lewis, lo recomienden por las implicancias que trae intentar prohibir su distribución en el Reino Unido. Menos se podría pensar que Carlos III se arriesgue a comenzar una contienda legal con su hijo al comienzo de su reinado. Una acción judicial iría, por lo demás, contra cualquier principio de libertad y diversidad que su mandato real quiere imponer.