Durante una gira por Oceanía en 2018, Harry y Meghan pasaron 48 horas en Fiji. En la primera noche, asistieron a una cena de estado organizada por el presidente, en la que la duquesa de Sussex usó un llamativo par de aretes de diamantes.
La información oficial del Palacio de Kensington fue que las joyas fueron prestadas, pero se negó a decir por quién. Para los reporteros que cubrían la gira parecía ser información intrascendente, pero había algo detrás que en ese momento no era conocido.
La razón se hizo evidente dos años después, cuando se supo que los aretes de araña habían sido un regalo de bodas del príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman. En el momento de la boda, no había nada controvertido sobre el regalo. Sin embargo, el 2 de octubre de 2018, el periodista Jamal Khashoggi, un destacado disidente, fue atraído al consulado saudí en Estambul, donde fue asesinado. En el período previo a la gira de los Sussex, el asesinato fue una importante noticia internacional.
Ya el 12 de octubre, cuatro días antes del inicio de la gira, crecían las sospechas de que el príncipe heredero había ordenado personalmente el asesinato. Luego, el 20 de octubre, tres días antes de la cena en Fiji, Arabia Saudita admitió que sus funcionarios fueron responsables de su muerte.
Los pormenores de la historia aparecen en el libro "Courtiers: The Hidden Power Behind The Crown", de Valentine Low y que fue entregado en extractos por "Daily Mail".
Los controvertidos aretes de Meghan
La idea de que Meghan usara los pendientes sabiendo el controvertido origen que tenían fue algo que sorprendió al personal de Palacio. Los asistentes estaban desconcertados con la decisión de la ex actriz, especialmente luego de que anteriormente hiciera una defensa pública de los derechos de las mujeres en Arabia Saudita.
Kensington informó que los pendientes habían sido prestados por el joyero Chopard. Pero eso no era cierto. Y un par de meses después, un lector de ojos agudos de un blog llamado Meghan's Mirror vio que las joyas pertenecían a una colección de Hong Kong Butani y no Chopard. La mentira quedó en evidencia.
Tres semanas después del evento en Fiji, Meghan volvió a usar los aretes en el cumpleaños 70 del Príncipe de Gales, en el Palacio de Buckingham.
Los Sussex no fueron informados de las posibles polémicas que pudieran generar los aros, especialmente porque los funcionarios temían a la reacción de Meghan, quien ya tenía fama de no tener un buen trato con los asistentes reales.
La justificación llegó dos días después de parte de La Firma. "Es posible que se dijera que los pendientes fueron prestados, lo cual es correcto, ya que los regalos de los jefes de estado a la Familia Real son regalos a Su Majestad la Reina, que luego puede optar por prestarlos a los miembros de la familia".