Celebridades

Las malas señales que entregan los reportes médicos sobre Vicente Fernández

La familia del cantante estableció desde un comienzo que será a través de comunicados el conducto para informar la evolución clínica de Vicente Fernández. Desde que ingresó al hospital Country 2000, el pasado 6 de agosto, luego de sufrir una caída accidental en el dormitorio de su rancho "Los Tres Potrillos", que le inmovilizó las cuatro extremidades, la entrega de información se ha ido espaciando en el tiempo. La razón es evidente: el avance del estado de salud del artista mexicano ha sido extraordinariamente lento, y en algunas áreas, imperceptible.

Latfan revisó, pormenorizadamente, los ocho informes médicos escritos que ha evacuado el equipo de facultativos encabezado por Luis Arturo Gómez Hernández y Francisco López González, para analizar cuáles han sido los progresos y cuáles los retrocesos. El resultado no es para nada alentador.

Primeras señales preocupantes

El primer informe escrito se emitió tres días después del urgente arribo al hospital y posterior cirugía de Vicente Fernández. Ese 9 de agosto se señaló que "el estado actual (del paciente) es sin duda grave pero estable, como es la secuencia del trauma por la caída misma que generó un traumatismo raquimedular a nivel de la columna cervical. En este momento del post operatorio, se encuentra con asistencia ventilatoria y cuidados de paciente crítico en la Unidad de Terapia Intensiva".

El segundo informe, entregado el 11 de agosto, no distó mucho del inicial, quizás porque solo habían pasado 48 horas. El documento clínico refiere las mismas condiciones de "grave pero estable". No cambió para nada la dependencia que tiene Fernández "de un apoyo ventilatorio por pobre esfuerzo respiratorio". Consideró que "sus funciones cerebrales se encuentran íntegras... Se mantiene con sedación mínima y al momento sus sistemas (están) sin alteraciones".

El equipo médico subrayó que después de la cirugía se procedió inmediatamente "con rehabilitación temprana física y pulmonar", y agregó algunas expectativas que después no volverán a explicitar: "Esperamos recuperación de movilización en forma progresiva". Esto explicaba de otra manera que la infección aguda que se le detectó de los nervios periféricos mostraba una presentación atípica y agresiva.

Dos días después del segundo reporte, el viernes 13 agosto se comunicó el tercero. Se enfatizó que el paciente "continua despierto. Con analgesia y sedación mínima, aún dependiente de ventilación mecánica". El equipo médico advirtió que Fernández se encuentra "al momento sin infección pulmonar". Esta frase es clave porque adelanta que se temía por una situación más compleja en las vías respiratorias, debido al nivel de deterioro respiratorio que presentó tras la operación.

Por primera vez, además, se hizo hincapié en el funcionamiento de su corazón: "Su estado cardiovascular es estable". Y se volvió a puntualizar que "aún está con debilidad en sus extremidades y muy ligera movilización espontánea al esfuerzo".

Una inesperada enfermedad

Exactamente una semana después del tercer informe, fue la familia la que confirmó un antecedente relevante para el historial clínico: Vicente Fernández padece del síndrome Guillain-Barré, un trastorno inmunológico que ataca el sistema nervioso.

La sintomatología de la enfermedad presenta desde hormigueo o adormecimiento de las extremidades inferiores, pudiendo afectar brazos, rostro e incluso los músculos respiratorios y el aparato digestivo, hasta una parálisis generalizada.

No se ha podido confirmar con los médicos tratantes en estos dos meses qué tipo de manifestaciones del síndrome Guillain-Barré son las que ha experimentado Vicente Fernández, ni si eventualmente tuvieron que ver en el accidente que derivó en el presente estado del cantante.

No respira solo

Luego de 30 días de hospitalización, emanó el cuarto informe. El lunes 6 de septiembre, el encabezado fue una ya conocido: "Se ha mantenido estable con una evolución estacionaria, principalmente en relación a su condición neurológica y a su movilidad. Se encuentra estable, despierto y sin medicamentos que afecten su estado".

Sin embargo, y por primera vez, se hicieron especificaciones que ilustraron el gran compromiso multisistémico: "Continua con traqueostomía, aun dependiente de apoyo respiratorio en forma intermitente, ya que persiste con debilidad en músculos de respiración. Ha presentado (una) leve inflamación de sus vías respiratorias por vinculación a ventilación asistida. Su alimentación continúa a través de sonda de gastrostomía por incapacidad en la deglución".

En resumen: la temida complicación pulmonar advertida anteriormente había llegado, y se agregaba las dificultades para alimentar a Vicente Fernández debido a invasión de sus vías respiratorias. Para agravar el cuadro, el informe adelantó que "la recuperación en movilidad derivado de su enfermedad será muy lenta".

No mueve ni brazos ni piernas...

Fue en el quinto informe, del martes 14 de septiembre, donde apareció algún entusiasmo sobre Vicente Fernández: "Se ha mantenido estable con cambios notorios en su estado neurológico; su evolución ha sido lenta pero se ha mantenido con una muy discreta tendencia hacia la mejoría (...) Su estado respiratorio con traqueostomía, en modalidad espontánea, trabajando su progresión a retiro de apoyo mecánico. La inflamación de sus vías respiratorias secundaria a la vinculación de ventilación asistida (están) en descenso".

El reporte, sin embargo, añadió una dosis de inquietud por la tolerancia a la sonda conectada al estómago para alimentarlo, "aún persiste alterada la deglución", y a través de una frase técnica que busca morigerar su daño, "movilidad periférica ausente", advierte que Vicente Fernández no puede mover ni brazos ni piernas.

La sexta entrega de información médica, el lunes 20 de septiembre, vuelve a remarcar que no puede respirar permanentemente de manera autónoma y que sigue en la Unidad de Terapia Intensiva del hospital. El cantante sigue intubado "a través de traqueostomía, con periodos intermitentes de apoyo y con respiración espontánea continuando su rehabilitación pulmonar para lograr un mayor esfuerzo respiratorio efectivo".

"Muy, pero muy lento"

El 5 de octubre, casi dos meses después de su hospitalización, se evacuó el séptimo informe médico. La primera conclusión apunta a que el trabajo de recuperación debe ser profundo, dando cuenta de la gravedad de su condición original: "El proceso de su enfermedad requiere de un programa de rehabilitación física especial que incluye terapia de deglución, terapia física y pulmonar".

Por primera vez aclara que Vicente Fernández se comunica con sus familiares y equipo médico, aunque no explica de qué manera. "Su condición neurológica superior es íntegra interactuando con el personal médico y su familia". (N. de la R.: Por información extraoficial se supo que movía afirmativa o negativamente la cabeza y que tenía un movimiento ocular autónomo).

Este penúltimo reporte insiste en que no respira con asistencia, pero vuelve a poner acento en que "ha presentado inflamación de vías respiratorias por proceso ventilatorio prolongado". El informe cierra con una advertencia importante: "Cabe señalar que su proceso de recuperación derivado del daño a sus nervios periféricos es muy, pero muy lento". En otras palabras: las líneas que conectan su cerebro y médula espinal con el resto del cuerpo están dañadas y sólo se adelanta que su reparación será prolongada. ¿Cuánto tiempo? Nadie, hasta ahora, se ha atrevido a dar un pronóstico.

El reciente lunes 11 de octubre se conoció el octavo y hasta ahora último reporte, que comienza con una definición que delata la gravedad del cuadro: "... su ingreso hospitalario (...) ha limitado su calidad de vida y ahora dependiente en forma continua de cuidados especializados de la salud".

El documento califica su condición de salud como "estacionaria", sin cambios "trascendentes", dando a entender que ha habido muy pocos avances. Enfatiza en que Vicente Fernández "está despierto, consciente con interacción con su familia al momento de su visita"; pero vuelve a describir que no progresa en su proceso de respiración autónoma. Sigue "muy dependiente de ventilación por medio (de una) traqueostomía, su esfuerzo respiratorio aun es débil, esto generado por la misma enfermedad que afectaron sus nervios periféricos".

Al término del octavo reporte, la sentencia médica convoca a la paciencia o resignación, y subraya por primera vez los años del paciente: "(Se debe) entender que este proceso de recuperación en esta etapa de su vida y condición médica actual será un proceso muy lento".

La gravedad del cuadro médico de Vicente Fernández y su posterior evolución no son estimulantes. Los informes médicos así lo revelan, aun cuando muchas veces se ha optado, con descripciones genéricas, por bajarle el perfil a la paralización de su cuerpo, a su dependencia para respirar y a la escasa interacción que se tiene con él.

¿Qué se puede esperar? Que su estancia en el hospital sea muy prolongada, porque los informe evidencian que hoy no está en condición alguna de abandonar la terapia intensiva que, al fin y al cabo, es la que lo mantiene con vida.